No es sencilla la decisión que tomáis, pero cruzáis los dedos para que todo vaya bien. Entre Alonso y Julián sacan al cura, que se revuelve y agita.
-Tranquilo, padre, saldremos de aquí- intentas calmarle, en voz baja-. ¡Hemos encontrado al cura!¡Vamos a echarle para que no nos moleste mientras quemamos su iglesia!
Vuestra idea funciona. Los vándalos le increpan, le insultan, manipulan impúdicamente las imágenes sagradas en su presencia, pero, aunque aterrado, el cura no sufre ningún daño. En el exterior os ofrecéis a escoltarle a un lugar seguro, pero sale corriendo torpemente, y se pierde entre las calles de Barcelona. Oís cómo le insultan los transeúntes, pero creéis que ha podido huir. Aprovecháis el momento para alejaros y buscar a Ferrer i Guardia.