El profesor intercambia unas palabras con el tabernero, que os deja paso libre a la trastienda. Entre barriles, botellas y olor a vino, Ferrer i Guardia ceba y enciende una pipa.
-Así que lo tiene usted.- abordas directamente. El maestro apaga la cerilla agitando la mano y se toma su tiempo para paladear una profunda calada.
-Cuando nos chocamos vi que se le caía algo- confirma-. Lo tomé del suelo e intenté devolvérselo, pero ya se oían disparos y salí corriendo. Admito que luego olvidé completamente ese extraño objeto, pero cuando lo saqué…
-No es suyo, devuelvánoslo y toco quedará zanjado.- impone Amelia. Algo en el rostro del académico deja claro que no será tan fácil.
-Curiosa esa tablilla- rememora-. Al principio no sabía lo que era, pero resulto ser de un manejo bastante intuitivo.
Tiemblas al oír eso, ¿qué información habrá conseguido del móvil?
-Si no es por las buenas, puede ser por las malas- toma la palabra Alonso. Lo que se está jugando aquí es demasiado importante-. Denos esa tablilla y continúe con su revolución.
-No la tengo- intentas descifrar su gesto, para saber si está siendo sincero o no-. Se lo di a un amiga, Constancia Rodríguez, una erudita y coleccionista de rarezas. Ella tendría más interés en una cerámica que hace ruidos y emite luz.
Ojalá sea sólo eso, y Ferrer i Guardia no haya sido capaz de descubrir cómo el teléfono que perdiste es en realidad una ventana a una cantidad de conocimiento inimaginable.
-¿Dónde podemos encontrar a Constancia?- inquiere Julián.
-Por desgracia, mi amiga ha sido detenida en las protestas.- se lamente.
-¿Llevaba con él esa cerámica?
-Imagino que sí- conjetura-. Se la entregué al poco de cruzarme con vosotros. Lo siguiente que supe de ella es que había sido llevada bajo custodia al cuartel de la avenida de Roma. Un lugar muy activo en estos momentos, todo sea dicho.
-Si el ejército se ha hecho con ese aparato…- plantea Alonso. Amelia quiere ser más optimista.
-Los detenidos están siendo muchos. Posiblemente sólo les hayan confiscado las armas.
-En todo caso, esa es nuestra única pista- concluye Julián-. Debemos ir ahí.
-Ese curioso objeto parece muy importante para vosotros- os dice Ferrer i Guardia-. Hacéis bien. Hay que luchar hasta el final por lo que es importante.