El señor Leone resulta ser un director en la treintena, algo obeso y con unas gafas de gruesos cristales. Por algún motivo te transmite una confianza y una sensación de inteligencia y creatividad que dejan bien claro porqué pasará a la Historia como uno de los mejores directores de cine que han existido. Le ayudas traduciendo órdenes al equipo español, aunque en ocasiones su pura ansiedad le hacen hablar mezclando el inglés, el italiano y el español. También te queda claro que no hay decisión importante en la producción que no sea dada o aprobada por él. Fascinante el mundo del cine, no te extraña que despierte tanto interés en Julián y en Pacino. En tu época, las imágenes en movimiento no eran más que un espectáculo de feria en el que no había cabida para la narración ni el arte.

No desatiendes, en tu improvisada labor de traductora y asistente, tu misión como agente del Ministerio. Habéis decidido aseguraros de que el rodaje se completa con éxito, y alguna conversación discretamente atendida entre Sergio Leone y Fabio Fava, uno de sus ayudante de dirección, te hace ver que el equipo artístico no las tiene todas consigo.

-<¿Es ese capitán, ese Eugenio Camorlinga, el que se encarga del puente?>- pregunta preocupado Leone. Su ayudante de dirección asiente-. <Vaya cómo la lió. No debí dejarle accionar el detonador cuando rodamos por segunda vez la explosión del puente, ¡no había dado la orden de grabar y el maldito puente ya estaba volando por los aires!>

-<Se ha comprometido ha tener el puente construido para esta tarde>- intenta exculparle Fava. Sergio Leone gruñe algo intraducible.

-<Como otra vez nos encontremos con una explosión demasiado débil, o a destiempo, no sé qué va a pasar con la película. ¡Amelia, querida, dile a esos hombres que vayan cargando las cámaras en las camionetas, que vamos al puente a grabar!>

Con una profesionalidad irreprochable, y siguiendo las estrictas instrucciones del director de la Trilogía del dólar, organizas el traslado de los equipos para una de las escenas más importantes, y sin duda la más sensible, de la película.