Os acercáis al grupo de reclutas, que charlan sobre temas cotidianos mientras aprovechan su descanso para fumarse un cigarrillo. Son jóvenes y en su conversación se distinguen todo tipo de acentos; una escena cotidiana de esos años, no tan lejanos, en la que los chavales de toda España tenían que dejar lo que estuvieran haciendo para irse no se sabe dónde a vestir unos meses un uniforme no se sabe porqué. Los reclutas levantan la vista y os saludan.
-Buenos días, caballeros y señorita.- dice uno, alto, espigado y con acento aragonés.
-Qué tiempos los de la mili- rompe el hielo Julián, que no ve adecuado rescatar su condición de objetor de conciencia-. Aquí a mi amigo- señala a Alonso- se le alargó más de la cuenta.
El maño asiente, sin saber muy bien qué pretenden estos desconocidos, mientras echa miradas furtivas a la atractiva Amelia.
-¿Colaboran ustedes con la película?- se lanza la jefa de la patrulla. Si no es así, se plantea, poco interés deben tener en estos soldados.
-Así es.- les extiende su paquete de cigarrillos el joven. Julián lo rechaza cortésmente.
-¿Como extras?- pregunta, recordando las batallas multitudinarias de la película. Huelga decir que, en esas épocas, la tecnología no permitía reproducir grandes conflagraciones por medio de los efectos por ordenador, y tales escenas requerían la participación de cientos, si no miles, de figurantes. Los reclutas ríen con cierta melancolía.
-También, también. Pero para lo que de verdad nos quieren es para construir los puentes.
-¿Los puentes?- se interesa Alonso. Julián le aclara.
-Uno de los momentos más recordados de la película es la explosión de un puente.
-Pero ha dicho “los puentes”
-La escena del puente se ha rodado dos veces- explica el soldado-, y se va a tener que rodar una tercera vez… adivinad a quiénes les ha tocado construir todos esos puentes.
-Nos gustaría trabajar en la película- interviene Amelia-, ¿creéis que sería posible?
-Seguro que están interesados en contratar a una figurante tan guapa- saca pecho el chico-. Pasaos por el rodaje, seguro que habrá algo para vosotros. Os pagarán más que a nosotros, eso seguro.