Se te abre el cielo cuando ves a Alonso bajar hacia tu posición, parece que sin haberte visto todavía.

-¡Alonso!- el sevillano te ve en seguida y por tu gesto y el aspecto de tu “pretendiente” sabe leer la situación.

-¿Algún problema, caballero?- mas que una invitación, parece una invitación a tener realmente problemas. El borracho traga saliva e hipa sin darse cuenta.

-Ya nos llevamos a Zacarías- acuden sus amigos-. ¡Vamos, Zacarías, que hoy haces más el ridículo que el portero de Malta!

-Gracias, Alonso- dices sinceramente. El soldado asiente con caballerosidad-. He encontrado algo importante. Localicemos a Julián