Alonso, más acostumbrado a situaciones como esta, encabeza una comitiva en la que vais avanzando en cuclillas cubiertos por el carro. El soldado de los tercios manda silencio cuando ve a otros dos matones junto al jamelgo. Parece que estos aceros de alquiler se encargan de evitar fugas precipitadas pero la actitud de ambos -uno de ellos alto y de rostro desagradable, el otro casi un niño- es relajada y les da la posibilidad de estudiar su siguiente paso.
Suben al carro para abrirse paso con él
Regresan por la iglesia e intentan emboscar a los matones de la iglesia
Asaltan a estos matones y huyen antes de que lleguen refuerzos