Con al menos una dirección por donde empezar, los miembros de la optimistas con las posibilidades de localizar a Avellaneda y asegurarse de que su manuscrito se entregue a tiempo. Con todo, la investigación termina con la tarde ya languideciendo y optan por esperar a la mañana siguiente. Ha sido una jornada larga, y el equipo apenas intercambia alguna palabra durante la cena. Tras concretar un plan para el día siguiente, Amelia se retira y mientras Julián y Alonso comparten habitación. No sabría juzgar cuánto lleva dormido cuando a Julián le despierta la rielante luz de una vela. En su catre, Alonso lee ensimismado un libro gastado. El Quijote.

-¿Documentándote para la misión?- le pregunta. Alonso da un respingo.

-Me entusiasma este libro- explica, algo avergonzado-. Cuando conocí al maestro Cervantes lei el libro por primera vez. Desde entonces no he podido dejar de volver a él cada cierto tiempo.

Julián sonríe, adormilado.

-Te he visto muy implicado en esta misión- observa. Julián se da cuenta de lo manoseado que está el ejemplar de Alonso. No le extrañaría que el noble soldado de los tercios lo hubiera llevado a muchas de sus misiones escondido en su jubón, y que frecuentemente en la intimidad recalase en sus capítulos en busca de sabiduría, o simplemente de belleza-. Veo que esa novela es muy importante para ti.

El curtido rostro de Alonso de Entrerríos repentinamente se enternece.

-Cervantes y el Quijote representan una España y unos valores con los que, con todos sus fallos, me identifico y añoro. Todo un momento, todo un mundo que en esencia solo ha sobrevivido en estas páginas. Una España enferma y mágica y un ideal de honor y caballerosidad que todo hombre, mientras exista la Humanidad, recordará gracias a ese genio triste.

Julián le sonríe mientras Alonso hojea lentamente el libro.

-Protegeremos ese libro. Es nuestro trabajo-Julián se vuelve, consciente de que no tardará en caer rendido-. Y hay trabajos que realmente merecen la pena.

Julián vuelve a dormir y Alonso regresa a su lectura. A su manera, ambos sueñan.