Con prudencia abandonáis vuestra posición y avanzáis rodeando el altozano. Localizáis una curva cerrada que os da la oportunidad de manteneros ocultos hasta el momento en el que el coche de esos desconocidos la rodee.

-Si arrastramos ese tronco a mitad de la carretera- señalas- les obligaremos a parar y tendremos la oportunidad de asaltarles.

Tus compañeros aprueban tu plan y arrastráis el gran madero. Tras hacerlo, debéis esperar un cuarto de hora escondidos en la maleza antes de que el coche negro tome la curva y tenga que dar un frenazo para evitar el choque. El copiloto sale del vehículo dispuesto a apartar el obstáculo, pero Alonso no necesita más oportunidad y le sale al paso, con la pistola en la mano. El atónito hombre levanta las manos, y Alonso se apresura a apuntar al conductor, que hace el ademán de echar mano a la guantera.

-Deténgase vuesa merced- solicita- que su compañero me basta para conseguir las respuestas que necesitamos y mucho nos jugamos en esta partida.

A regañadientes, el conductor obedece y sale del coche ante la petición del sevillano. Julián se afana en maniatarles con bridas.

-¿Dónde está lo que han robado?- les interroga Amelia.

-En el maletero.- no tarda uno en confesar. El otro le regala a Amelia una desagradable sonrisa.

-¿Otra mujer al mando?- dice asqueado-. Lo que te decía, Nogales, España se hunde.