-Este pobre muchacho está muy débil. No podemos arriesgarnos a que sus compañeros no le encuentren a tiempo.- concluyes, y tus compañeros te dan finalmente la razón. Los marines llegan al lugar del accidente y se dispersan analizando los parcialmente fundidos fragmentos de metal. Posiblemente ya han perdido la esperanza de encontrar algún superviviente y su interés se concentra en evitar que todo material sensible caiga en malas manos.
-Si siguen así, no van a encontrar a su camarada.- protesta Alonso. Julián dibuja una media sonrisa en su rostro.
-Para que luego hablen de la eficiencia americana.
-Debemos avisarles o pasaran de largo.- concluye Amelia. Alonso saca su arma, expeditivo.
-Un par de tiros al aire y ya verás como nos ven.- dice. Julián le detiene.
-¡¿Pero qué haces?!- le recrimina-. ¡Esta gente es de disparar primero y preguntar después!