Werewolf: Dark Ages
Hoy volvemos a hablar de Mundo de Tinieblas de la mano del módulo Dark Ages: Werewolf, o lo que viene a ser lo mismo, Edad Oscura: Hombre Lobo. Cayó en mis manos, hace un par de jornadas, un manual de Hombre Lobo: Edad Oscura, que compartía cajón de saldo con muchos de sus hermanos de Mundo de Tinieblas. Lo primero que hay que decir es que, a pesar ser en tapa dura y con un interior de 230 páginas en papel satinado (mmmmm, papel satinado) no estamos ante un básico. Hombre Lobo: Edad Oscura es un módulo, una ampliación para el Vampiro: Edad Oscura, que se ve que para White Wolf habían sacado pocas ampliaciones.
Así, en Hombre Lobo: Edad Oscura se nos presenta la Historia de los Garou, hasta el siglo XIII europeo en el que se ambienta. Conocemos los Auspicios, que vienen a ser los mismos de siempre, y las Tribus, las diez con presencia en Europa. También conoceremos la sagrada misión de los Garou como protectores de Gaia, y sus desplantes sin importancia, como haberse cargado a casi todas las demás razas de cambiaformas y matarse entre ellos al más mínimo desplante. El trasfondo habitual de Hombre Lobo no acaba de encajar bien en el mundo de Edad Oscura, pues a la protección de la naturaleza le faltan unos siglos y la invención del motor de combustión interna para ser un problema central en la Humanidad. Por supuesto está por ahí el Wyrm, los fomori y los Danzantes de la Espiral Negra matando, pervirtiendo y cometiendo actos incestuosos para hacer muchos metis, pero los pobrecillos son poco más que buenas apuestas a largo plazo. Así, se señala también a otros enemigos más o menos ambiguos, como los Vástagos de toda la vida, con sus vidas nocturnos y sus desgarros emocionales sobreactuados, y la Iglesia, en su máximo esplendor. Encontraréis una somera descripción histórica, incluyendo con una puntualización de las diferentes regiones europeas; en España aquí estábamos con nuestra Reconquista.
Pocos más cambios encontraréis en este “indispensable” manual; algunos matices de relaciones entre las diferentes Tribus, unos Dones especiales, algo de los otros cambiaformas, y poco más. Se incluyen un par de monstruos más, como los Skull Pigs, una especie de hombres jabalí que son chulos, pero sin cuya existencia podríais vivir muchos y felices años, y en los que no se profundiza demasiado. También tenemos a los Guardianes de los Hombres, no exactamente una nueva Tribu, sino la versión medieval de los Moradores del Cristal, que siempre me han gustado tanto y que tan previsible era que la iban a liar pardísima en el Apocalipsis. En fin, nadie es perfecto.
La presentación del libro es atractiva. Encontramos en Hombre Lobo: Edad Oscura en tapa dura, con buena calidad de papel e interior en blanco y negro. Las ilustraciones, dentro de la media a la que nos acostumbró Hombre Lobo, son buenas. Destaca un relato corto para cada una de las tribus, con una ilustración a toda página por parte de Steve Prescott, cuyo fino pincel ya disfrutamos en Changeling: el Ensueño, y que aquí firma las mejores ilustraciones del manual.
Resumamos y acabemos esta entrada diciendo que Hombre Lobo: Edad Oscura es un manual digno, pero no imprescindible, y que el trasfondo de los Garou no encaja perfectamente con esta época (¿quizá sí con el Salvaje Oeste? No os lo sabría decir), pero que se deja leer y queda bonito en la estantería; si lo encontráis de saldo dadle una oportunidad pero no pujéis demasiado alto en Ebay.