La siguiente pieza es un lugar más cuidado, con una pequeña mesa y una butaca cómoda. Parece que en la vida disoluta de este sacerdote esta habitación ocupa un lugar destacado en su escala de valores, pues está limpio y atendido. Sobre la mesa hay útiles de escritura y abundante papel. Julián toma una de las hojas escritas.

-” Rióse don Quijote, diciendo: -¡Oh Sancho, y qué grande necio que eres! Pues si te he de llevar muerto con tu rucio, ¿cómo quieres descansar siete días con sus noches en la Argamesilla y después almorzar para ir adelante?”- lee.

-Eso no es de Cervantes, a fe mía.- asegura Alonso. Amelia abre los ojos de par en par.

-Es el falso Quijote, hemos encontrado a Avellaneda.

No dais crédito, habéis encontrado al autor de la falsa continuación de la obra más significativa de la Historia de la Literatura.

-Ya sabemos quién es Avellaneda- Alonso aprieta los puños-. Hagamos que ese parásito acabe su payasada para que la mayor obra de la Historia sea escrita.

Sigue buscando al tal Navarrete.