-¿Qué propósito le ha traído a Madrid?- pregunta Amelia, en tono cordial. El editor parece agradecer algo de conversación.

-Profesionales. He venido a resolver unos asuntos de herencia que he solventado malvendiendo unas tierras por las que no tenía ningún interés. He aprovechado para adquirir unas planchas para mi imprenta en Tarragona; el material era óptimo y el precio, razonable.

-¿Y le ha ocupado algún tema literario?- ahonda la mujer-. Seguro que en Madrid hay multitud de autores con ansia de ver sus creaciones pasando por una imprenta de prestigio.

El catalán sonríe casi imperceptiblemente ante la mención a una “imprenta de prestigio”, pero en seguida responde sin miramientos.

-No me he entrevistado con ningún escritor, nadie conocía de mi presencia aquí y no he buscado a ninguno. El material se me acumula en Tarragona, aunque si descubriera algun buen material… ¿Vuesas mercedes son acaso escritores? Les veo interesados en el mundo editorial.

-Sólo como lectores.- quita importancia Amelia.

Le preguntan por Avellaneda

Le preguntan por el Quijote de Cervantes

Dan por zanjada la conversación