Julián recuerda que la mayor parte de los goles se metieron en la segunda parte, por lo que tiene sentido que el viajero en el tiempo con aficiones futbolísticas se posicione cerca de la portería que ahora ocupa Buyo, el guardameta español. ¿Qué mejor lugar -razonas- para ver la celebración de gol definitivo que clasificará a España para el Europeo que se celebrará en Francia?

Os abrís paso a duras penas. Por fortuna, el campo no está a rebosar y podéis avanzar a cierto ritmo; las Navidades están cerca, lo que unido al frío invernal ha hecho que muchos devotos de la selección sigan el partido desde sus casas. Estáis llegando a una de las esquinas del campo cuando Santillana remata un pase largo de cabeza, marcando el primer tanto de la selección, ¿llegará tarde ese gol?

La portería española la defiende un jovencísimo Paco Buyo, que, bajo palos, a falta de otra ocupación, se golpea las manos la una con la otra para conservar el calor

-No veo a nadie sospechoso.- dice Julián, más atento a la grada que a los débiles intentos de ataque de Malta.

-Si nuestra teoría es cierta- recuerda Amelia-, estamos buscando a alguien del Ministerio. Debería tratarse de alguien conocido.

-Disculpe, caballero- aborda Alonso a un hincha-, ¿ha visto a alguien por la grada haciendo ruido en exceso?

-Estás de broma, ¿verdad?- ríe el nativo sevillano-. ¡¡Vamos, España!!

El grito de ánimo atrae por un instante la atención del guardameta, que se gira hacia vosotros. Abandonando un instante su profesionalidad, el portero repara en Amelia. La belleza no es la principal cualidad de la joven, pero quizá sí la más inmediata, y el portero gallego fija en ella la mirada un instante de más. Al devolver la atención al ataque rival, un jugador maltés aprovecha una sucesión de despejes para golpear la pelota al borde del área, con tan mala fortuna que el balón rebota en un defensa, pilla a Buyo a contrapié, y acaba en el interior de la portería.

Lo imposible ha ocurrido. Malta ha empatado el partido.

Julián no puede evitar cubrirse la cara con las manos.

-Has…has distraído al portero. Malta ha marcado un gol.

Amelia se ruboriza.

-Ha sido un lance del partido- se defiende-. Ese gol se debe a la fatalidad, no a mi.

-Vengo del futuro, Amelia. Buyo tenía que haber parado ese balón.

-España ha marcado un gol menos y Malta, uno más- sintetiza Alonso-. Y esta vez no es culpa de ese intruso. Está claro que aquí no vamos a encontrarlo, será mejor que nos vayamos de aquí.

-Antes de que Amelia guiñe un ojo y perdamos por goleada.- apuntilla Julián.

-Vais a la portería de Malta

-Vais al banquillo español