-¿Algún problema, señor Van Cleef?- el intérprete intenta enfocar sus ojos de distinto color en Julián, pero no es capaz de ordenar una sílaba tras otra. Los zagales del pueblo fijan su atención ahora en la patrulla del tiempo.
-Si queréis, hay también para vosotros.- os amenaza uno. Julián extiende las manos y pide calma.
-No queremos problemas, chavales. Somos de la productora, venimos a pagar la cuenta, a llevarnos al señor Van Cleef…
-Mister Van Cleef.- corrige aquel, mientras cabecea apoyado en Alonso.
-A mister Van Cleef- cede Julián- y a dejaros tranquilos. ¿Estamos de acuerdo?
Los jóvenes miran al camarero, que asiente. Por fortuna, entre los bolsillos del actor Amelia encuentra una cartera rebosante, con la que saldáis cuentas y dejáis una buena propina- “la siguiente ronda a cargo de mister Van Cleef”, anunciáis al pagar. Salís del bar, satisfechos con vuestra gestión de la situación, calmando los delirios de borracho del villano de la mítica película.