Te disculpas y te alejas, e intentas no llamar la atención cuando buscas a otro de los presentes para preguntarle por el hombre de la proclama. No tienes fortuna; el primero al que preguntaste ha sospechado de ti, y te ha seguido en la distancia.
-Delators, no parleu amb ells!- grita al fin. Todos en la calle, con sus cadenas y sus porras, se fijan en vosotros. En tiempos tumultuosos no hace falta más para condenar a una persona. Ya reunidos, veis como una marabunta se dirige a vosotros, entre insultos y amenazas bastante convincentes. Alonso saca su pistola y dispara dos veces al aire. La turba recula, pero sólo un instante.
-¡Corred!- ordena, sabiendo cuándo conviene dar la cara al enemigo, y cuando darle la espalda. Corréis por las calles de Barcelona, con decenas de personas siguiéndoos, mientras desde las terrazas os arrojan objetos. Recibes varios escupitajos, algunos en la cara. No creías que o contaríais, pero llegáis a la mercería abandonada antes de que os alcancen.
-¡Rápido, la puerta!- tus compañeros han entrado ya cuando cierras la puerta del tiempo tras de ti. En el 2016, la bloquearéis para que no os sigan, pero puede que hayáis contaminado irreversiblemente la Línea del Tiempo dejando tu móvil atrás. No sabéis qué nuevo presente encontraréis a vuestra llegada.