Recuerdas el pequeño souvenir que te llevaste de Burgos y decides resolver esta situación a la antigua usanza. Sacas el revolver y apuntas al obrero a la cara.
-Te he hecho una pregunta y no esperaré demasiado una respuesta- el hombre levanta las manos y tartamudea, quizá más sorprendido que asustado-. ¡Responde!- le apremias, no dejándole pensar.
-Era Francisco Ferrer i Guardia, un profesor- tira de la manta-. Es fácil encontrarle en las calles estos días, dirigiéndose a los barceloneses.
-¿Dónde vive ese tal Ferrer?- echas para atrás el percutor del revolver de atrezzo. No sabes si eso tiene un efecto real, pero queda muy cinematográfico.
-En la calle carrer del Carme.- responde sin bacilar.
-¿Hay algún otro lugar que suela frecuentar?- le urges.
-Los profesores anarquistas se suelen reunir en el bar L´estiu. Seguramente le encuentre allí.
Le regalas una media sonrisa y un gesto de perdonavidas y vuelves con Alonso y con Amelia. Ya tenéis algo por donde empezar.