-¡Cuidado, agachaos!- el agudo instinto de Alonso vuelve a salvaros. En la puerta por donde entrasteis un par de soldados hablan, sin reparar en vosotros. Su tono es de cierta tranquilidad, por lo que dais por sentado que no os esperan sino que, por una mala coincidencia, se han detenido allí a hablar allí.

-Esa salida es nuestra mejor opción- recuerda Julián-, esperemos a que se vayan.

-Cuanto más tiempo estemos aquí, más nos expondremos a que nos descubran.- recalca Alonso.

De nuevo, os toca elegir.

-¿Esperáis?

-¿Os vais?