Al reuniros, Alonso sonríe al ver todas las armas a vuestra disposición.

-Un escuadrón entero se podría armas con lo que hay aquí, pardiez.

-¿Puede sernos de utilidad?- le apremia Julián. El soldado asiente.

-Dadme unos minutos y abriré una salida donde no la había.

Con la delicadeza y habilidad de un artesano, Alonso emplea la pólvora y las mechas que encuentra para crear una bomba improvisada, que lleva a otra sala para colocarla junto a la ventana enrejada. Buscáis un lugar seguro y os tapáis los oídos. La detonación revienta media pared y la reja de la ventana queda colgando precariamente, dejándoos vía libre. No esperáis ni un momento, salís corriendo entre los escombros y ya estáis escondiéndoos entre los callejones de la ciudad cuando la guardia os da el alto y os disparan sin alcanzaros a ninguno. Debéis encontrar un lugar donde poder hablar.