Tras una nueva caminata, que ya hace que os pesen las piernas, llegáis al lugar donde cayó esta bomba, un cultivo de verduras al que aún no han llegado los curiosos. La bomba cayó a peso y se disgregó en mil piezas al impactar. Julián señala a su interior deshecho.
-Material radioactivo- tiembla-. Ese veneno permanecerá activo durante siglos.
-Campos, sembrados y arroyos españoles emponzoñados…- gruñe Alonso-. Que mal rayo me parta si no digo a esos americanos lo que opino de sus desmanes en nuestro país.
-Rápido, investiguemos el lugar- apremia Amelia-. Buscad algo de interés. No creo que los americanos tarden demasiado; entonces podremos irnos a investigar la siguiente bomba.
Peináis la zona, viendo metal retorcido por doquier. Una oveja pace, superado el susto del impacto, cerca de los fragmentos del artefacto, y la espantas con unos aspavientos para que no se contamine. No veis nada que os llame la atención, y tienes la impresión de que todo está produciéndose tal como la Historia lo había anticipado. Echas una ojeada a tus compañeros, que analizan un resto u otean atentos a la llegada de algún curioso. De repente, detectas tras unas grandes rocas, una humareda negra. No es demasiado intensa, tus compañeros ni siquiera han reparado en ella, por lo que, ¿deberías investigarla?