Poco queda en pie de la barraca que esos hombres han elegido como cubil. La mampostería de sus paredes se desmenuza y el tejado se ha desmoronado por varias partes. Examinas la cabaña. Tiene unos quince metros de largo en su zona más larga, un único piso y dos entradas, una frontal y otra lateral. Tiene un pequeño chamizo anexo, que posiblemente servía de establo para la caballería o para el ganado. Ves un coche grande y negro aparcado a unos metros de la entrada principal y distingues dónde se encuentran tus compañeros, pues entre los travesaños que ciegan las ventanas se escapa una línea de luz interior. Es entonces cuando localizas un motor eléctrico que alimenta la guarida de estos criminales.

Repasas el escenario, planteándote un plan de acción, cuando ves caminando por la zona a una persona, ajena a las preocupaciones que te ocupan. Distingues su alzacuellos y su sotana, sin duda es el párroco de Palomares.

-¿Apuntaste IGLESIA y quieres acercarte a hablar con el cura?

-¿Lo apuntaste, pero no crees que convenga hablar con él?

-En otro caso