Comprendes de repente que este momento te ofrece la oportunidad de trabajar por tu país como siempre quisiste. Para hacerlo grande, no para verlo languidecer, como en esta misión, sometido servilmente a poderes extranjeros por un dictador mediocre.

-Tenemos mucho que hacer- das por respuesta-. Y eso no significa que me fie de vos. Os vigilaré de cerca y yo mismo os llevaré al paredón si faltáis a vuestra palabra.

Lola Mendieta guarda la pistola en su funda como primera muestra de confianza.

-Me conoces, Alonso- dice-. Ni mis mayores enemigos en el Ministerio podrán decirte que no soy una mujer con un objetivo. Siempre he sentido que mi motivación y la tuya son la mismo, aunque las llamemos de diferente manera.

Asientes, con un punto de recelo que te acompañará siempre.

-Sea como dices- más adelante pensarás en esos que ya considerabas tus amigos, en cómo juzgarán tu decisión y en cómo, con esta decisión inevitable, se han convertido en tus enemigos-. Reescribamos la Historia de España para que merezca la pena ser contada.