Esta situación no es muy diferente a otras en las que supiste dar buena cuenta de centinelas luteranos o guardias sarracenos, así que consigues envolver el cuello del marinero con tu brazo y privarle de aire. El hombre despierta con terror y entre gorgojeos ahogados cae inconsciente a tus pies. Lo has conseguido, solo falta concluir por una vez esta misión.