Star Wars: Un maestro, un aprendiz
Hoy Viernes, una nueva aventura, en esta ocasión viajamos a una galaxia muy lejana hace muchos muchos años; el juego de rol de Star Wars nos espera.
Estar partida está creada para ser jugada en una única sesión con un mínimo de cuatro jugadores, todos ellos lores del Sith… un momento, ¿los Sith no eran únicamente dos, un maestro y un aprendiz? Cierto, pero leamos la introducción a la partida para que nos quede clara la historia a la que nos enfrentamos:
El Profanador es una nave impresionante construida por los Jeefan. Cada minúscula pieza de sus tres kilómetros de eslora ha sido elaborada artesanalmente por manos hábiles, y consagrada con ritos prohibidos a las fuerzas del reverso tenebroso. Cada elevado pasillo, cada arcada finamente labrada, cada preciso engranaje, cada firme remache, rezuma maldad y perversión. Por sus salas de máquinas y en sus artísticos controles se concentran los Jeefan, entregados al caos de sus dioses, sus párpados arrancados para no descansar nunca, para nunca apartar la mirada
Darth Bane, el último de los Sith, te recibe a ti, su alumno. Un maestro, un aprendiz, ha dictaminado. Que así sea. Te aguarda en una inmensa sala, de apariencia catedralicia. Darth Bane contempla al firmamento desde el ventanal que ocupa uno de los lados de la sala, pensando en cómo conquistar una galaxia que se le ha escapado entre los dedos. El plan está trazado. Si hay algo que sabe hacer un sith es esperar.
Ves el gigantesco rostro de Yarnara, la diosa de la perversión Jeefan que sirve como mascarón de proa. Se te antoja que Darth Bane está susurrándole al oído secretos espantosos.
Pero ¿qué es lo que ocurre? Una puerta se abre. Una figura entra. Otra más desde el otro extremo. Una tercera, casi oculta entre las sombras. ¿Los jedis os han dado caza? Sacas tu sable de luz. Las tres figuras hacen lo mismo. Cuatro haces de energía roja iluminan la estancia.
Tu maestro continúa atento al firmamento, ajeno a la escena.
“Os llevo instruyendo ¿años ya? Mostrándoos la fuerza del lado oscuro, la maldad de un universo corrompido. Os mostré todo, no me reservé nada ¿y sabéis? Fracasé como maestro. Me prometí a mí mismo elegir al más apto y matar al resto, pero he comprobado que tal vez ninguno de vosotros sea el adecuado”
(hace una pausa)
“Pero quizá sirva una última lección”
(Pausa)
“Quizá por fin aprendáis. Os dejaré solos, a los cuatro. Deberéis sobrevivir, deberéis asesinar, deberéis manipular al resto. La tarea de un sith no es vencer en solitario. Su verdadera misión es saber cuándo los títeres son necesarios, y cuando es el momento de cortar sus cuerdas.”
“Mi querida Zannah; sublime en la fuerza, has llegado a vislumbrar los auténticos caminos del lado oscuro. ¿Entenderás por fin la necesidad de la prudencia y conocerás los límites de tu propia capacidad?”
“Valeroso Rogor; mil veces caíste, y mil veces te pudiste en pie. Tu cuerpo mutilado muestra como el de ninguno la entrega y la fortaleza que exige el lado oscuro. ¿Por qué será que a veces tus heridas me parecen muestras de tu incapacidad?”
“Fiel Innist; mi mejor guerrero. Invencible en la lucha, tan poderosa que muchos asegurarían tu inmortalidad. ¿Podrás demostrarme que eres más que una mortal espada laboriosamente forjada?”
“Cruel Kannik; eres la astucia personificada. Hábil orador, buen estratega.
Podrías tener la galaxia a tu servicio, lista para clavarle un puñal en su confiada espalda. ¿Sabrás manipular a los que te igualan en ambición?”
“¿Tuve que haberte elegido a ti, Drenneh? El más implacable asesino que haya visto la galaxia. Avieso y decidido, inclemente y mortal. Muchos morirán a tus manos sin ser capaces de verte, cegados por su terror. ¿Serás capaz de rebanar el cuello de alguien que no aparta la mirada de ti?”
“Tal vez alguno vuelva a ver mi cara. Quizá me equivoque y valgáis tanto como la misión que pretendéis que se os encomiende. Es posible. Lo que es seguro es que, a partir de ahora, vais a estar más solos de lo que os podéis imaginar.”
Con un gesto teatral, Darth Bane se retira.
Una puerta hidráulica se cierra tras él y os quedáis como él dijo, solos.
Exactamente. Los jugadores representan a los diferentes pupilos de Darth Bane, el primer Sith que impuso la norma un maestro, un aprendiz. Entre ellos deberán sobrevivir a una situación arriesgada, sabiendo cuando usar los poderes de sus rivales y cuándo acabar con ellos. ¿Interesante?, probablemente. ¿Mortal?, seguro.
Aunque he jugado tanto al clásico sistema del juego de rol de Star Wars como al D20, no controlo ninguno de los dos como para sentirme cómodo para escribir en ninguno de ellos (al jugar esta partida usé un genérico) así que, como en la aventura “El caso de la hermosa suicida” que os colgué la semana pasada, se narra la historia sin mencionarse ningún sistema.
Pero descubramos esta aventura para el juego de rol de Star Wars en este ENLACE.