The Walking Dead: El Gobernador
Timun Mas nos ofrece la posibilidad de ahondar en la mitología de The Walking Dead a través de la novela The Walking Dead: El Gobernador, escrito por el propio Robert Kirkman (el creador de la serie y que imagino que aquí dio una idea general) y Jay Bonansinga (que imagino ha sido el negro del asunto). Si bien la propia contraportada del libro sugiere que El Gobernador amplía la historia de la serie, es en realidad una precuela sobre la vida de uno de los personajes del comic, el Gobernador, al que parece se quiere incluir en la serie pero, que sepa, no hay nada en firme.
En este artículo no desvelaré detalles importantes de la trama de la novela, pero se partirá del hecho de que se conocen los datos que el comic ha dado sobre el Gobernador Phillip Blake, por lo que quién no los conozca hará bien en dejar de leer. Os pongo una imagen truculenta para que tengáis tiempo a decidir.
¿Seguís ahi? Bien. Ya nos hemos librado de esos blanditos que no conocen la historia de The Walking Dead…¡y se llaman frikis! Bueno, como os decía, la historia. La trama de El gobernador comienza cuando el estallido ya se ha producido y los supervivientes son minoría. Yo hubiese valorado más que se explicase el momento en el que todo ocurrió, los primeros caso, etc, pues tanto los comic como la serie nos lo escamotearon, y de nuevo aquí no llegamos a saber nada de lo que ocurrió en los primeros momentos. La historia se centra en Phillip Blake, su hija Penny, su hermano y un par de amigos que intentan huir, sobrevivir e incluso hacer planes de futuro en un mundo lleno de zombis. Phillip lleva la voz cantante desde el primer momento a pesar de que su hermano es mayor que él, y tanto este como sus amigos obedecen a su líder de facto. Hay varios momentos en la novela, y los primeros compases se me hacen algo lentos, mientras los protagonistas intentan llegar al punto seguro de Atlanta que, como sabemos, no sobrevivió. Como en toda novela de zombis, los supervivientes conocen a otros supervivientes, y el lector no se implica mucho; nada diferencia al perverso futuro gobernador de Rick Grimmes, por ejemplo, y no es más que un amnegado padre y protector colega, y así, llegamos más o menos a la mitad o más de la novela en la que no pasa nada que nos sorprenda o motive. Cuando por fin el “lado oscuro” de Phillip aparece, de forma repentina pero convincente nos enganchamos inmediatamente, con un giro de guión casi emocionante. Phillip comienza a cambiar de forma más drástica hasta que con su hija pasa lo que ya sabemos, lo que le hace huir hacia adelante ya sin posibilidad de vuelta atrás.
Resulta llamativo cuando estamos llegando al final del libro que la trama del pueblo de Woodbury, el pueblo que dirige con mano dura el Gobernador, no aparece hasta las últimas páginas; ¿cómo consigue el poder?¿en qué momento gana alianzas para derrocar a los anteriores líderes y cómo ese pueblo pasa a ser uno de los últimos bastiones de la Humanidad? Sentimos que se nos está escamoteando esa parte de la historia, y casi temí que se hubiese preparado una segunda parte. No parece que sea necesario, y los autores se redimen en las últimas páginas. Permitidme que no diga demasiado más.
El libro está escrito con corrección, aunque carece de muchos momentos truculentos bien tratados como en el comic y, sobre todo, en la serie. Las luchas contra los zombis son bastante ordinarias y ni la trama no-muerta ni las relaciones humanas añaden gran cosa. Tampoco se permite que el lector se aburra y hay momentos emotivos, relaciones verosímiles y escenas de acción suficientes para mantener la atmósfera postapocalíptica. El final, sin duda, es lo mejor de la novela, y casi invita a una segunda relectura. Algo forzado, sin duda, con su punto de metido con calzador, pero os aseguro que cuando leais The Walking Dead: El Gobernador, veréis a Phillip Blake de una forma completamente diferente.