holocubierta

Star Trek: Holodeck Adventures

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Holodeck Adventures es uno de los módulos que la tristemente extinta Last Unicorn Games dedicó a su línea de Star Trek. Tal vez no haya que ser demasiado trekkie para saber que Holodeck Adventures hace referencia a la Holodeck, la Holocubierta, o Sala de Hologramas, como en las primeras temporadas de La nueva Generación se tradujo en España. Dentro del Enterprise de Picard, y en naves y bases posteriores, la Holocubierta era una amplia sala donde se podían recrear, a base de hologramas, cualquier escenario, época o escena, incluso improvisándose personajes que interactuaban con los visitantes. Obviamente, la editorial Holocubierta ha tomado de ahí su nombre, y su logo representa la apariencia de esta sala; una gran habitación negra atravesada de finas líneas amarillas que forman cuadrículas regulares. Más adelante se optó por diseños más elaborados para la Holocubierta, pero este primer modelo tenía un mayor encanto y sencillez.
También llegamos a conocer, en Espacio Profundo 9, la Holosuitte, equivalente más pequeño especializado en recrear nuestras más perversas fantasías sexuales interespecies.
Pero centrémonos. Como decíamos, en la Holocubierta los personajes de la serie pasaban parte de su tiempo libre, paseando o descansando en lugares exóticos o en espacios al aire libre, tan añorados en el aislamiento de las largas misiones de exploración de la Flota Estelar. Los guionistas no dejaron de explotar este recurso en multitud de episodios de las últimas series de Star Trek. La ventaja principal es que ofrecía la posibilidad de ambientar sus historias en entornos “históricos”, como el “remoto” siglo XX, abaratando significativamente los costes de producción. Allí, los protagonistas interpretaban “Holonovelas”, historias de diversa temática en la que ellos representaban a los personajes principales y decidían, sin guión previo, qué hacían para resolver el conflicto planteado. Sí, amigos, los protagonistas de Star Trek jugaban al rol. Por lo habitual, así comenzaba la trama, hasta que un fallo de diverso tipo en la computadora convertía el riesgo en real para Picard y los suyos, que tenían que encontrar la forma de salir de la sala de hologramas sanos y salvos. Este se convirtió en uno de los tópicos de la serie a partir de ese momento, y el espectador llegaba a preguntarse hasta qué punto era seguro meterse en uno de esos cacharros. Aun con episodios muy dignos de interés, como “Elemental, querido Data”, las tramas de este tipo de argumentos eran repetitivas y cansinas. La Holocubierta también se explotó como herramienta de investigación, reproduciendo escenarios “reales” o incluso escenas de crímenes, y también se profundizó en los efectos de la adicción a su uso; de esta forma, su empleo quedó integrado naturalmente en la vida de los habitantes del siglo XXIV y los guionistas supieron darle un uso más razonable.
Volviendo a Holodeck Adventures, el módulo de Last Unicorn Games se centra en la faceta de ocio de la Holocubierta y nos invita a dar un descanso a los personajes de nuestra crónica permitiéndoles que jueguen unas partidillas en la sala de hologramas. Por el qué-dirán se incluye algo de trasfondo y funcionamiento de las Holocubiertas. Se nos dan indicaciones de desarrollo de la narración, guiándonos en la estructura de Gancho- Primer Acto- Segundo Acto- Desenlace. Last Unicorn hacía esto muy bien, y a día de hoy sus sencillas Guías del Narrador me siguen pareciendo de las más interesantes del mundo del rol. También nos presentaba una serie de géneros y se nos invitaba a usar sus clichés. Se ponían a nuestra disposición una ficha para representar a los personajes de las Holonovelas que escribiésemos y otra para estructurar nuestra historia holográfica. No sé, imagino que alguien las encontró útiles y las llegó a utilizar.
El elemento central del manual Holodeck Adventures son 3 historias ambientadas en la Holocubierta, cada una de un género distinto. Curiosamente, las tramas no utilizan la base de los episodios de “Algo falla en la sala de hologramas”. No, son solamente historias en la Holocubierta; nuestros personajes de rol jugando al rol, lo que, la verdad, tiene mucho de Borges. Las historias que encontramos en Holodeck Adventures son las siguientes:
“The Case of the Golden Serpent”: Dixon Hill es un detective en la línea del mejor cine negro cuyas holonovelas Jean Luc Picard era muy aficionado. Muy al estilo de El halcón maltés, los jugadores se ven involucrados en la búsqueda de un antiguo ídolo azteca.
“The Doom That Came to Korath”: nos presenta una historia de la Edad Media de Alpha Centauri, con un trasfondo paranormal y de terror.
“The Falcon’s Gold”: una historia de piratas ambientada en el Caribe. Da alegría encontrarse con nombres como Senorita Estrella-Albernaz, The Atocha, Zaragosa Tavern o Our lady of Guadalupe, todo pronunciado con acento de Wisconsin.
Como es habitual en las aventuras publicadas por mi querida Last Unicorn Games, cada aventura venía acompañada de posibles soluciones a utilizar cuando los jugadores, haciendo mal uso de su creatividad e inteligencia, hacía cosas que se salían del camino que (por su bien) habías trazado para ellos. También se incluían al final ideas de posibles continuaciones para las historias.
La parte gráfica de Holodeck Adventures es la común en la editorial. Tapa blanda, portada en color con una imagen de la serie (Jean Luc

¡Iros todos a tomar por culo!

Picard disfrazado de Dixon Hill) con un fondo que reproduce el entorno de una sala de hologramas (cuadrícula amarilla sobre fondo negro). El interior en blanco y negro está maquetado con corrección y generosamente ilustrado. Dada la temática, se utilizan imágenes de diferentes miembros de razas dispares de Star Trek en situaciones algo raras, como un andoriano como detective en San Francisco del siglo XX (los ilustradores compartían mi afición por los andorianos), un trill en un barco pirata o un klingon como batería de Extremoduro. Las imágenes, si bien no son ninguna maravilla, sí gozan de cierto encanto, amén de tener una cualidad: en un juego de rol basado en una franquicia televisiva o cinematográfica, siempre es refrescante ver imágenes que no son simples capturas de pantalla de las series o películas. Es una idea sobre la que he incidido a menudo, pero que me permito repetir para lectores casuales o poco atentos.
Y esta es la historia de Holodeck Adventures, publicado en 1999 y a día de hoy casi imposible de localizar.

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