El último trayecto de Horacio Dos
El último trayecto de Horacio Dos es una divertidísima novela de Eduardo Mendoza que, por su argumento e interés, roza las temáticas que tratamos en Saco de Dados, sobre todo cuando a su Blogger principal se le acaban las ideas.
Escrita en 2002 por el escritor catalán, El último trayecto de Horacio Dos nos sube a bordo de una nave espacial, enorme y destartalada, en la que a su comandante, Horacio Dos, un tipo corrupto, incompetente y con una moral bastante laxa en lo referente a pagar por practicar sexo, tiene la misión de trasladar a un grupo heterodoxo no se sabe muy bien a dónde. Son los pasajeros un conjunto de Mujeres Descarriadas, Delincuentes y Ancianos Improvidentes, todos ellos tan molestos como problemáticos.
El libro, escrito a modo de cuaderno de bitácora, nos traslada a un futuro indefinido, en el que la tecnología ha progresado sorprendentemente en unos campos, mientras en otros se ha vetado, casi demonizado. A causa de una constante falta de recursos, la nave ha de recalar en diferentes bases espaciales, a cada cuál más decadente y estrafalaria, en las que, sin excepción, se enfrentarán a adversidades, incluso peligros.
El diario de abordo de Horacio Dos es una sucesión de absurdeces, reflejo fiel de su incompetencia mal disimulada y de unos comportamientos en el sillón de mando cobardes, sino miserables, y de moral difícil de justificar. Junto a este capitán, simpático y reprobable como tantos personajes de Eduardo Mendoza, están el primer y el segundo segundos de abordo, Graf Ruprecht von Hohendölfer, alias Tontito y M. Gaston-Phillipe dela Villede St. Jean-Fleurie, alias el Rata, colocados en diferentes escalones de la incompetencia y con idéntico odio mutuo, el doctor Agustinopoulos, alias Nalgaloca, al que sólo se le permite ejercer en misiones tan poco atractivas como esta, y que no desaprovecha cualquier oportunidad para ejercer el transformismo, el señor Garañon, delincuente astuto que sabe convertirse en miembro de la tripulación y disfrutar de la libertad que a sus compañeros se les ha arrebatado, y la señorita Cuerda, con tantos recursos como curvas y atractivos, representante de las Mujeres Descarriadas primero, resuelta tripulante después y objeto de los guiños pícaros de su capitán siempre.
Los villanos a los que se enfrentará este variopinto grupo se encuentran en esa estrecha línea que separa el terror de la vergüenza ajena, con ciertas pinceladas de lastima.
Si eres narrador de juegos del estilo de Mundodisco, El Enano Rojo o Paranoia, El último trayecto de Horacio Dos te resultará útil para conseguir ideas para partidas o para ambientar tu mundo de juego. Utilizar párrafos para tus descripciones será un pequeño robo que nadie te echará en cara y que tus jugadores disfrutarán. La descripción del mundo de El último trayecto de Horacio Dos, sólo explicada con algo de detalle al final, y aquí prudentemente omitida para no reventar la trama o los chistes de otro, da mucho juego y será utilizada por este humilde servidor vuestro, si alguna vez me decido a hacer una crónica de El Enano Rojo.
Pero no nos engañemos, amigos lectores y robots chinos distribuidores de spam, El último trayecto de Horacio Dos no es una novela de ciencia ficción, ni pretende serlo. Aunque de ambientación futurista e ideas brillantes, esta novela es una obra de humor, quizá de sátira, y la ciencia ficción es una mera excusa, un simple entorno, cuyas normas no son respetados o cuanto menos, no son tenidas en cuenta. Las descripciones del futuro, de la sociedad, son justas, y la omisión de datos técnicos es deliberada y una fuente de chistes per se. En cuanto a su forma de abordar la ciencia ficción, y siguiendo la forma de juzgar la realidad del propio protagonista, El último trayecto de Horacio Dos está un punto por encima de Plutón Verbenero y dos puntos por debajo de El Enano Rojo.