Jueguecillo literario
Hoy os propongo un jueguecillo rápido, que ponga a prueba nuestro conocimiento literario y nuestra cultura general. Voy a escribir la primera o primeras frases de novelas muy conocidas, muchas de ellas clásicas, ¿seréis capaces de descubrir a qué obra pertenecen?
Y el próximo día, ya volvemos al rol.
A la mitad del camino del sendero de la vida me encontré en un bosque oscuro, del recto camino me había desviado
Solución: La Divina Comedia
¡Cuál gritan esos malditos! Pero, ¡mal rayo me parta si en concluyendo la carta no pagan caros sus gritos!
Solución: Don Juan Tenorio
Cuando Gregorio Samsa se despertó una mañana después de un sueño intranquilo, se encontró sobre su cama convertido en un monstruoso insecto.
Solución: La Metamorfosis
Pueden ustedes llamarme Ismael. Hace algunos años -no importa cuántos, exactamente-, con poco o ningún dinero en mi billetera y nada de particular que me interesara en tierra, pensé darme al mar y ver la parte líquida del mundo.
Solución: Moby Dick
Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo.
Solución: Cien años de soledad
Jacques Saunière, el renombrado conservador, avanzaba tambaleándose bajo la bóveda de la Gran Galería del Museo. Arremetió contra la primera pintura que vio, un Caravaggio. Agarrando el marco dorado, aquel hombre de setenta y seis años tiró de la obra de arte hasta que la arrancó de la pared y se desplomó, cayendo boca arriba con el lienzo encima.
Solución: El Código Da Vinci
Tyler me consigue un trabajo de camarero, después me mete una pistola en la boca y me dice que para alcanzar la vida eterna primero tienes que morirte.
Solución: El Club de la Lucha
Era un día luminoso y frío de abril y los relojes daban las trece. Winston Smith, con la barbilla clavada en el pecho en su esfuerzo por burlar el molestísimo viento, se deslizó rápidamente por entre las puertas de cristal de las Casas de la Victoria, aunque no con la suficiente rapidez para evitar que una ráfaga polvorienta se colara con él.
Solución: 1984
Era el mejor de los tiempos, era el peor de los tiempos, la edad de la sabiduría, y también de la locura; la época de las creencias y de la incredulidad; la era de la luz y de las tinieblas; la primavera de la esperanza y el invierno de la desesperación.
Solución: Historia de dos ciudades
Anoche soñé que había vuelto a Manderley.
Solución: Rebeca
No era el hombre más honesto ni el más piadoso, pero era un hombre valiente.
Solución: El Capitán Alatriste
Alguien tenía que haber calumniado a Josef K, pues fue detenido una mañana sin haber hecho algo malo.
Solución: El Proceso
Era un placer quemar. Constituía un placer especial ver las cosas consumidas, ver los objetos ennegrecidos, cómo cambiaban.
Solución: Farenheit 451
El día en que lo iban a matar, Santiago Nasar se levantó a las 5:30 de la mañana para esperar el buque en que llegaba el obispo
Solución: Crónica de una muerte anunciada
En el año 1878 obtuve el título de doctor en medicina por la Universidad de Londres, asistiendo después en Netley a los cursos que son de rigor antes de ingresar como médico en el ejército. Concluidos allí mis estudios, fui puntualmente destinado el 5º de Fusileros de Northumberland en calidad de médico ayudante.
Solución: Estudio en Escarlata