Hellas; la tripulación del Ataraxia
Ya comentábamos hace unas entradas la crónica de El viaje del Ataraxia, una revisitación del mito de la Odisea trasladada al trasfondo espacial de Hellas: worlds of sun and Stone. Estos son los tripulantes de esta impresionante nave helena:
HIPPARCHUS DE LA LANZA DORADA
Hipparchus el héroe, Hipparchus el maldito. En su nacimiento un oráculo presagió en su vida incontables triunfos, y un número igual de tragedias. Su padre, el senador Phormio de Itaca, celoso de ser eclipsado, confabuló siempre contra su propio hijo, pero Hipparchus siempre triunfo.
Más inteligente que su padre, mejor guerrero, más querido por su pueblo, Hipparchus siempre prevalecía.
Satisfecho con el joven, el rey Agamenon nombró senador a Hipparchus, apartando a Phormio del cargo. El viejo artero no lo aceptó, y comenzaron sus confabulaciones. Hipparchus seguía ascendiendo y sus logros -y su modestia- eran nombrados en todo Hellas. Se había casado con Gaea, hermosa y ambiciosa noble, a la que nunca amó, pero con la que tuvo un hijo, Nicias.
Tras el triste robo de la princesa Helena, Agamenón movilizó a su ejército, alzó a los otros mundos helenos contra Troya y fue a la batalla. Phormio, astuto, envenenó el oído de su señor, convenciéndole de que llevase a Hipparchus con él, a la espera de que su hijo muriese en la refriega y pudiendo entretando sustituirle como senador. Hipparchus dio un paso al frente y acompañó a su señor, encabezando con su nave, la Ataraxia, cada batalla y saliendo triunfante y glorioso en cada una de ellas.
Pero la desdicha acompañaba a Hipparchus. El viejo Oráculo que anunció su vida de tragedias apareció de nuevo, en medio de un campo de batalla, rodeado de muertos, e hizo una nueva revelación. Phormio, como mal padre, aspiraba a sustituir a Agamenon en el gobierno de Itaca, aprovechando el descontento del pueblo tras una década de guerra.
Pero ahí no acababa su deslealtad.
La bella, la sucia Gaea era, desde el primer momento, la amante de su padre, y ambos le manipulaban y controlaban. Puede incluso, que el joven Nicias no sea su hijo, sino su hermano.
Hipparchus entró en cólera, pero no abandonaría la batalla hasta que su señor saliese triunfante. Una vez Troya caiga, volverá a Itaca y castigará el engaño y la traición.
Aunque tal vez los dioses tengan algo reservado para Hipparchus.
ZORAN EL DESCREIDO
Zoran, habiendo nacido en el seno de una familia cretense poderosa, rica e influyente, ha tenido graves dificultades para ser reconocido y respetado. Ya en su juventud, tuvo que hacer frente al suicidio de su padre, acusado de alta traición al parlamento cretense. Las acusaciones, que el parlamento consideró retirar tras la muerte del patriarca, no hundieron a la familia, pero sí la convirtieron en objeto de habladurías y recelos en todo su mundo, y los ecos de la traición aún se oyen en todo Hellas.
Zoran nunca supo qué ocurrió, su padre no explicó si se quitaba la vida por honor o por cobardía, pero el día que se ahorcó envió a su hijo algo. Una caja, misteriosa, de pequeño tamaño y extraña artesanía.
“Esto es la causa de todo”, fue la nota de su padre. Zoran nunca pudo abrir la casa, ni los sensores más avanzados desvelaban su contenido. A nadie le ha contado el secreto de esa caja, nunca se aleja de ella y espera encontrar la forma de abrirla, quizá en el momento adecuado.
El cretense, de frío temperamento y formas antipáticas, es, no obstante, uno de los mejores científicos de Creta y ha recibido lecciones de los mayores pensadores helenos. De espíritu extremadamente analítico, rechaza que los dioses sean realmente divinidades. El Olimpo no es sino una especie diferente, avanzada, inabarcable, pero los helenos no deberían honrarlos, sino estudiarlos y, quizá, relacionarse con ellos como iguales.
Hombre de confianza de Hipparchus, Zoran nunca se ha casado, pero sí conoce el amor. Un amor no recompensado, dedicado a alquien que apenas sabe que existe y que nunca le devolverá su afecto. De profunda honorabilidad, el científico se reserva sus sentimientos y se ha jurado, no ante los dioses, sino ante su propia palabra, que defenderá y protegerá al objeto de su afecto cueste lo que cueste.
STAVROS ALMA DE METAL
Tras morir su familia en una incursión Zoran, Stavros creció protegido y atendido por un trabajador de los Astilleros Tebanos. Crecido entre forjas y generadores de plasma, aprendió a amar la ingeniería, los circuitos y el sonido del martillo sobre el yunque. Acostumbrado al calor del hierro al rojo y devoto de Hefesto, el dios herrero, su piel se torno bronce y sus habilidades fueron rápidamente reconocidas por todos sus compañeros.
Pero la fortuna no acompañó nunca a Stavros. Tras volver de una misión en la nave Esfigmos descubrió en su casa los cuerpos asesinados de sus dos hijos y el de su esposa Sofronia, que se había degollado tras acabar con los pequeños. Nunca supo qué motivo su locura y jamás volverá a casarse.
Partió a la guerra de Troya el mismo día en que Helena fue arrebatada, con el oscuro deseo de morir en batalla para así superar la muerte de su familia, pero la guerra acaba y las pesadillas se mantienen. En los últimos meses ha trabado amistad con Evadne, una sacerdotisa de Afrodita que le respeta y compadece. Escucha los consejos de Evadne, pero sabe que, si llega el momento, ella le reclamará que le devuelva el favor.
Para mantener su nave, Stavros prefiere tener bajo sus órdenes a esclavos Ilotas, dóciles y hábiles si se les entrena. Es justo con los que están bajos sus órdenes, pero castiga duramente a los torpes o perezosos. Su cercanía a los esclavos le ha llevado a un problema reciente, cuando Kalonice, una ilora de la que recibía favores sexuales, comprendió que las intenciones del ingeniero eran sólo físicas. Stavros sabe que Kalonice no puede vengarse abiertamente, ni el puede acabar con una valiosa esclava sin justificación, pero una mujer ultrajada puede ser muy peligrosa, independientemente de su posición social.
Volcado en su trabajo para olvidar su pasado,Stavros ha creado a Teknetos, un Machina que le sirve fielmente. Su cuerpo de bronce, sus rígidos movimientos y su andar chirriante se han convertido en característicos en la Ataraxia.
EURYDICE, DEL ARCO CERTERO
Segunda hija de una familia noble ateniense, la atención prestada por tus padres a un casamiento ventajoso para tu hermana mayor y a la educación de tus dos hermanos varones te permitió gozar de cierta libertad a la hora de elegir los campos en la formación que más te interesaba. Pronto comenzaste a desatender, para frustración de tus tutores, tus lecciones de ciencias y filosofía, e ignorabas abiertamente todo intento de tu madre en iniciarte a las habilidades de una buena esposa.
No obstante, las enseñanzas del noble arte de las armas sí atrajeron tu atención, en particular el uso del arco y la caza. Cansada de lo poco estimulante de los entornos atenienses, partiste, con vagas excusas hacia tu familia, hacia lugares más alienígenas, donde pusiste en práctica tu puntería y tu decisión en paisajes que nunca habías imaginado.
En estos momentos -poca gente lo sabe- te cortaste la melena y te hiciste pasar por un muchacho, para evitar el desprecio, y los excesos, de los varones. Así disfrazada conociste a Bicor, un joven príncipe Zoran que recorría la galaxia, con la arrogancia propia de su raza, cazando presas para su colección; aún recuerdas su expresión cuando estaba a punto de ser devorado por una hidra, y como siete de tus flechas se clavaron en las siete cabezas de la bestia en tan solo tres segundos. Bicor te juró amistad por siempre y, confundido por tu disfraz, te ofreció la mano de cualquiera de sus hermanas. Rechazaste con corrección esa oferta, pero aceptaste su amistad, y, tras años sin veros, le sigues considerando un buen amigo… aunque no sabes cómo reaccionaría si conociese tu sexo, o tus compatriotas conociesen tu cercanía con uno de los líderes de los mayores enemigos de los Helenos. Te dejaste convencer por tu familia para volver a territorios más civilizados, donde pusiste en juego tus habilidades en juegos y Olimpiadas, muchas veces con un gran éxito. No volviste sola, sino que siempre camina a tu lado de Arktos, una criatura lobuna alienígena, a la que adoptaste y cuidaste tras matar a su madre en una cacería. Su lealtad es inquebrantable, y más que una mascota es un hermano de sangre.
El último año lo decidiste pasar sirviendo a tu patria, defendiendo la causa griega en el Asedio a Troya.
La historia por la que serás recordada en las leyendas está a punto de comenzar.
CRATERUS EL SIBILINO
Craterus no conoce su origen, pero seguramente fue el hijo de una prostituta que le abandonó en un templo a Hermes. Fue cuidado por una anciana desdeñosa que le utilizaba para mendigar. Craterus tuvo que aprender rápido a sobrevivir, a huir de la guardia y a vaciar bolsillos, y no se imaginaba que su futuro estaría en esas naves que partían hacia el cielo y recorrían la galaxia de Hellas.
A los quince años, no obstante, fue contratado por un senador que le reclamaba para introducirse en la casa de un rival político y hacerse con unos papiros comprometedores. Craterus se escondió en las sombras, inutilizó los sistemas de seguridad de la mansión y evitó a los guardias, y tan satisfecho quedó el senador con su habilidad y discrección que le encargó otras misiones a lo largo de los siguientes cinco años.
En los últimos años de la Guerra de Troya, el senador movilizó un destacamento de mercenarios y armó una nave para rematar al rebelde rey Priamo y ganar valor político en todo Hellas. Craterus se unió al grupo, como espía e incursor sigiloso, y acabó al servicio de Hipparchus, uno de los principales generales del ejército Heleno.
Poco sabe el escurridizo truhán que su verdadera aventura comenzará cuando la guerra llegue a su fin.
PROPIRIOS, EL VENCEHUESTES
Propirios es una muestra de los efectos de la guerra. Tenía veinte años y trabajaba en Corinto como pequeño comerciante cuando Paris ofendió a toda Hellas. El joven decidió ir con su pueblo a una guerra que se presagiaba corta, para ganar honor y dinero con los que seguir su vida.
Pero la guerra continuó, la victoria no fue inmediata y la muerte cubrió el cielo. Propirios vio como la familia de su prometida rompía el acuerdo de matrimonio y cómo su hermano menor se hacía cargo del negocio de su familia. A Propirios no le importó. Él ya sólo veía guerra, la batalla era lo único que conocía y los barracones en una nave de guerra eran su único hogar.
Ahora las últimas defensas de Troya están cayendo, y Propirios oculta su temor, su miedo a volver a una vida civil a la que no cree poder adaptarse.
En diez años de enfrentamientos se ha ganado aliados cuyas vidas ha salvado, y se ha granjeado enemigos que envidian su ascenso y su habilidad, pero lo que ocupa el pensamiento del Hoplita es qué hará en Corinto cuando cuelgue sus armas, y en si sabrá contener el ansia de sangre que ya le acompañará para siempre.
NIKOLOS, EL METEORO
Hijo menor de una familia de gran poder en Micenas, Nikolos, apodado desde su temprana juventud como el meteoro, destacó cuidando y manejando los deslizadores y las naves atmosféricas de su padre. Éste, orgulloso de su habilidad y enfervorecido seguidor de los juegos y la velocidad, permitió que su audaz hijo aprendiese de los mejores maestros a pilotar las naves más rápidas.
A los 15 años, llevando en su casco el emblema de su familia, Nikolos participó en sus primeras Olimpiadas, destacando tanto en las carreras entre asteroides como en las que se corrían en la Panthalassa. Quedó segundo y cuarto, pero, lo que supuso un orgullo para su familia, le sabía a poco al orgulloso Nikolos, que consiguió sendas victorias en los siguientes juegos. Desde ese momento, no hubo Heleno que no haya oído hablar de Nikolos, ni celebrado sus victorias.
Cuando el ladrón Paris raptó a Helena, y la guerra comenzó, Nikolos no se sintió impelido ni por honor ni por patriotismo a vestir armas, pero fue su arrogancia, años después, la que le hizo alistarse en el ejército de Micenas y dirigirse a la traidora Troya. Habló de luchar por Hellas, por los dioses y contra la deslealtad, pero en realidad a Nikolos le impulsó la vanidad, el oir más canciones dedicadas a los héroes de guerra que a sus proezas con la velocidad.
A bordo de su caza personal, el ADMETOS, ha logrado grandes victorias que, a su entender, le marcan como elegido de los dioses. Confía en que la guerra termine ya y poder recuperar su carrera de éxitos y excesos.
Nikolos aún ha de descubrir que es por otros logros por lo que, durante la Eternidad, las estrellas gritarán su nombre.
EUMENES DE LA PALABRA ACERTADA
Nació Eumenes de la relación entre una esclava Ilota y Demetrius, un importante comerciante ateniense. Hijo bastardo no reconocido, sí fue mantenido por su padre, que concedió a su madre la libertad y les mantuvo para que tuvieran una vida humilde pero digna. No tuvo en cuenta su padre a Eumenes como hijo o pupilo, a pesar de que el chico daba muestras de una gran inteligencia, astucia y verbo ágil.
Con todo, a los 14 años Eumenes recibió la visita de un Ilota del palacio de su padre. Le pedía que cogiera sus cosas y saliese de esa casa a la que nunca volvería. Eumenes se despidió de su madre entre llantos, pero ambos sabían que su vida sería mejor con su padre. Al llegar al palacio lo que encontró no fue una fiesta, sino un funeral. Cleon, su hermano mayor, de 17 años, acababa de morir en un accidente de caza y la familia lloraba desconsolada a su único hijo. En ese día su padre sólo le dijo que ahora le correspondía a él ocupar el puesto de su hermano.
Y así lo hizo, como un hijo respetuoso con su padre y cariñoso con su madrastra, se concetró en sus estudios y, poco a poco, fue consiguiendo responsabilidad en las empresas de su padre.
Pero Eumenes siempre ha sido el otro hijo, ensombrecido por lo que un hermano que nunca conoció fue, incluso por lo que ese hermano pudo haber llegado a ser. Intentando de nuevo satisfacer y enorgullecer a su padre, Eumenes consiguió su permiso para comerciar activa y directamente con los ejércitos helenos, atascados como estaban en el sistema de Troya. Consiguió permiso para subir a una de sus naves y, desde ahí conocer las necesidades de sus clientes. Su trabajo fue eficaz y las ganacias se dispararon, alejándoles de sus competidores.
¿Cuál será el siguiente paso de Eumenes, ahora que la guerra llega a su fin?
RHEA, HIJA DEL BOSQUE
Rhea poviene de un clan aislado y bárbaro en los confines de la galaxia, apenas conocido hasta que, hace pocas décadas, un viajero audaz lo descubrió habitando en un planeta inhóspito. Desconocedores de que otros habitaban las remotas estrellas, estos bárbaros comenzaron a comerciar con los recién llegados, tomando un gran aprecio a esos helenos recién descubiertos.
Rhea nació en una tribu de este mundo, hija de la matriarca guerrera y heredera del noble cargo. Como a todas las de su mundo, a Rhea se le exige entrega y un dominio total del arte de la guerra.
Interesada por saber más de los helenos de más allá de su mundo, y ansiosa por probarse, a los 16 años se alistó para la guerra de Troya, poco interesada en asuntos políticos o en amoríos de reyes lejanos, pero con ansia de entrar en batalla.
Sus compañeros la vieron al principio bárbara e imprudente pero acabó ganándose su confianza. Trabó una gran amistad con Leander, el hijo de un noble espartano, y ambos se hicieron hermanos de batalla.
Lucharon juntos, y juntos vieron morir a sus amigos. Pero en una de sus inclursiones una sacerdotisa troyana enveneno los sentidos de Leander y éste levantó su arma contra Rhea. Ella intentó convencerle, recordarle su amistad, pero la magia le había podrido el alma y, con todo el dolor de su alma, tuvo que estrangularle con sus propias manos.
Por si el dolor de matar a su mejor amigo no fuera suficiente, Hippias, el padre de Leander, no acepta las explicaciones de la muerte de su hijo y clama venganza. Rhea está dispuesta a ir a Esparta y ofrecer su cuello al juicio de Hippias. Espera que, si lo hace, ya sea por el perdon, ya sea por la muerte, el recuerdo de ver a su amigo muriendo por sus manos dejará de atormentarla.
EVADNE, PIEL DE NINFA
Las sacerdotisas de Afrodita son quizá las más influyente en todo Hellas. Buscadas por las mujeres para conseguir pócimas que seduzcan al hombre amado, y amadas por los hombres, estas sacerdotisas son distantes y poderosas.
Evadne fue elegida por una anciana sacerdotisa, una de esas viejas sabias que pueden reconocer la futura belleza e inteligencia de una niña incluso dentro del vientre materno. Se la compró a sus padres por unas pocas monedas y la llevó a un templo en la colina, donde, desde que llegó, mostró una gran habilidad para las artes mágicas y la seducción de hombres y mujeres.
Muchos han perdido la cabeza pensando que su amor por una de estas sacerdotisas no es sino esteril. Son bellísimas, vistes provocativamente y saben condenar a un hombre con el mero roce de su mano. Dominan la magia pero su auténtico poder es seducir a otros para cumplir su objetivo.
Evadne fue enviada por las suyas para ayudar al ejército heleno, intentando así que ningun mundo estado se enfureciese por la ayuda que Afrodita misma concedio al seductor Paris. Allí ha enamorado a esclavos, hoplitas y capitanes. Algunos han matado por ella, otros se han quitado sus propias vidas.
Lo que nadie acaba de comprender es porque consagradas como están a la diosa del amor y la lujuria, las sacerdotisas de Afrodita mantienen de por vida intacta su virginidad.
Sin duda una buena tripulación. Estoy deseando volver a jugar a Hellas!!!
Pues sí, unos personajes carismáticos. Lo bueno es que mucho del trasfondo se va formando con las tiradas de dados en la creación de personaje, lo que puede limitar un poco la libertad al conformarlo, pero que ayuda mucho al narrador que quiera hacer PJ pregenerados.