El Misterio de la Abadía, de Edge Entertainment
“La pacífica Abadía de los Templarios es un singular remanso de paz para los viajeros cansados del camino. Y eso fue lo que encontraste cuando llegaste ayer, a altas horas de la noche. Esa serenidad se vio rota esta mañana con el descubrimiento del cuerpo sin vida del Hermano Adelmo a los pies del barranco del Monasterio. ¿Se resbaló el Hermano, de conocida agilidad, hasta su muerte? ¿O le ayudó alguien en su caída?”
Este es el punto de partida de El Misterio de la Abadía, un juego de Edge Entertainment que intenta reproducir el misterio y el encanto medieval de El Nombre de la Rosa, dejando a un lado la complejidad de la novela y la película.
En El Misterio de la Abadía cada jugador maneja a un monje que investiga un asesinato producido en este lugar de fe. El tablero representa fielmente el mapa de la Abadía, incluyendo la Iglesia, la Cripta, el Scriptorium, la Biblioteca, el Parlatorium, etc. La mecánica es simple. Se ha cometido un asesinato y hay 24 sospechosos (los personajes de los jugadores no son sospechosos de tal acto). Cada jugador recibe una hoja con el dibujo y el nombre de cada sospechoso. Los implicados tienen una serie de características diferenciatorias: pueden pertenecer a una de tres hermandades, Benedictina, Franciscana o Templaria. Cada uno puede ser Padre, Hermano o Novicio. Además, cada uno puede Tener o no Barba, Estar Encapuchado o no y Ser Gordo o Delgado.
Existe una baraja con el dibujo de los 24 monjes. Uno se aparta, secretamente para todos, y ese es el asesino. Del resto de la baraja cada jugador recibe un número determinado de cartas (dependiente del número de jugadores) y el resto se apartan. Las cartas que tenemos en la mano son, obviamente, monjes inocentes, que debemos tachar en nuestra hoja de sospechosos para no llegar a acusarles falsamente. El objetivo del juego es conseguir nuevas cartas de sospechosos, robándolas en el Parlatorium (aquí las cogeremos del mazo) o a otros jugadores (colándonos en sus celdas). Pero también, en nuestro movimiento, podemos caer en la casilla en la que esté otro personaje. Si lo hacemos, tenemos la posibilidad de hacerle una pregunta (¿Sabes si el Hermano Emmanuel es inocente?, ¿Cuántos hermanos benedictinos con barba sabes que son inocentes?,…) a lo que el interrogado puede responder o mantener voto de silencio. Si decide responder ha de ser sincero, y tendrá derecho a devolver una pregunta. Obviamente, preguntas como ¿Qué franciscanos sabes que son inocentes? están vetadas.
Esto es lo básico del juego y lo que nos permite, cuando llegue el momento, acudir al Abad y hacer una Revelación, diciendo una característica del culpable (es benedictino, es gordo, es novicio, etc.) o una Acusación, señalando con el dedo al culpable. Esto sólo se puede hacer cuando se hayan repartido todas las cartas de sospechoso y, si alguien tiene la carta del incriminado injustamente, el falso acusador deberá hacer penitencia y perder un turno, amén de jugosos puntos de victoria.
A esta dinámica simple se añaden elementos como los momentos de la jornada, representando los momentos de la oración (maitines, laude, prima,…) cada uno con cuatro turnos. Cuando pasan los turnos se oficia misa en la Iglesia y ocurre algún acontecimiento representado en una carta de acción (por ejemplo, el abad impone voto de silencio en ese momento de oración). Además, cada
jugador pasa un número de cartas a su jugador a la izquierda. Cada vez se pasará mayor número de cartas con lo que la información va pasando a ser más pública.
Además, la zona de scriptorium o la de biblioteca ofrecen cartas de acción interesantes. Las de biblioteca pueden dar mucha información, pero sólo es posible acceder a ellas una vez en la partida y si se es el jugador con menos cartas.
Así que este es el juego, una mezcla de cluedo con quién es quién. Divertido, sencillo pero no elemental. Permite partidas de una hora y media, aproximadamente, para 3 a 6 jugadores. Tiene un precio de 45 euros, tampoco muy baratos, teniendo en cuenta que los componentes no son muy lujosos. Con todo, mi expectativa era la de un juego que ofreciese casos más elaborados, como el Sherlock Holmes. En este conseguimos, claro está, una jugabilidad ilimitada, pero si buscamos casos bien desarrollados y jugar con una buena narración tendremos que acudir al juego del famoso detective, también editado por Edge.
Pues el juego no tiene mala pinta. Creo que es asequible para todo público y me parece ideal para jugar con gente no iniciada en el mundo de los juegos de tablero.
¡¡¡Muy buena entrada Goblin Voyeur!!!
Sí, no es un juego inaccesible para los no frikis. Es sencillito y divertido, y el toque El Nombre de la Rosa favorece que sea atractivo para todo el mundo.